Las consecuencias económicas del Covid-19 ha desarrollado una parálisis de la actividad económica mundial. Las medidas que se aplicaron, el confinamiento, inicialmente era una restricción temporal que todos los habitantes tenían que cumplir. No entraremos en si se ejecutaron con retraso o de forma correcta, sino en qué impacto ha tenido dentro nuestra frágil economía. Este impacto amenaza en tener consecuencias a más largo plazo - en la medida que los problemas de liquidez se transformen en problemas de solvencia para muchas empresas, que se destruya de forma permanente una parte del tejido empresarial, y que esto desencadene en puestos de trabajo vacíos.
La incertidumbre que se plantea hoy es la de cómo condicionará este inesperado golpe sanitario y económico en el último semestre de 2020 y el próximo año 2021; dependerá no sólo de la capacidad para contener la pandemia a corto y medio plazo, sino también de la eficacia, la eficiencia y la determinación de las políticas públicas aplicadas para impulsar la reactivación de la economía. Cataluña ha de crear un método de reconstrucción que deberá combinar diferentes fuerzas sociales, económicas y políticas con un único objetivo, recuperar el tejido productivo del territorio.
La economía catalana, al igual que la española, será junto con Italia unas de las economías que más acusará el descenso de la actividad en la UE en 2020. Esto se debe a la conjunción de tres factores: la gravedad del impacto de la crisis sanitaria y el confinamiento estricto que se ha adoptado para su contención; el bajo impulso fiscal discrecional adoptado por el Estado en comparación a otros países europeos como Dinamarca, Alemania o Francia; y el elevado peso del turismo y otros servicios asociados con el ocio en su economía. Cabe señalar que la hostelería (hoteles y restaurantes) representan el 6,6% del PIB catalán (6,2% en España), mientras que el conjunto de la zona euro su peso es la mitad (3,1% del PIB). El sector de la cultura y el entretenimiento también tiene un mayor peso en nuestra economía (1,8% en Cataluña y 2% en España, frente al 1,3% en la UEM).
Sin embargo, dentro del Estado, Cataluña puede ser de las regiones menos afectadas económicamente por la crisis de la Covidien-19 por varios motivos. El primero es la elevada tasa de teletrabajo potencial de los trabajadores en Cataluña. Esta tasa llega casi al 50% en Cataluña. El segundo elemento es un menor peso de los trabajadores autónomos sobre el empleo total en Cataluña (el 16,8% del total estatal, por debajo del peso en el empleo total que es el 18%) y, al mismo tiempo, la mayor presencia de grandes empresas. En Cataluña se concentran el 22% de las empresas de 200 o más trabajadores que hay en el Estado (y en Madrid el 29%): 1.286 empresas de un total de 5.882. Las grandes empresas suelen tener una mayor capacidad financiera para resistir un paro de la economía durante unos meses sin incurrir en problemas graves de liquidez y, eventualmente, de solvencia. El tercer elemento es el mayor peso de la industria y la diversificación sectorial de esta en Cataluña. Ciertamente la industria del material de transporte se resentirá mucho de la crisis (tiene un peso directo del 11% de la industria), pero al mismo tiempo el sector agroalimentario y el farmacéutico se verán beneficiados (representan conjuntamente el 23% de la industria).
Esperamos que así sea y la actividad económica no se vea tan afectada como podemos pensar hoy. El tiempo lo dirá.